samedi 30 juin 2007

+ LA LITERATURA, EL ESCRITOR Y EL EDITOR

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En mis lecturas me ha llamado la atención en ocasiones la presencia de editores y agentes literarios como destinatarios de las dedicatorias de novelas y otras narraciones de escritores conocidos (García Márquez, Juan Marsé, Juan C. Onetti). En otros casos, el homenaje o agradecimiento del escritor se ha visto plasmado en la aparición del agente literario o editor como personaje de algunas de las obras (Max Aub, Vázquez Montalbán, José Donoso, etc.). Nos estamos refiriendo a la archiconocida agente literaria Carmen Balcells, con su agencia propia en Barcelona, retirada en el año 2000, dentro del mundo de las letras hispanas.

En el mundo anglosajón se da la figura de Maxwell Perkins, otro editor/agente literario, fallecido en 1947, que al igual que Carmen Balcells, modificó en gran medida las bases sobre las que se sustentaban las relaciones autor y editor hasta entonces. Perkins descubrió a jóvenes talentos (F. Scott Fitzgerald, Ring Lardner, Ezra Pound, Ernest Hemingway, Thomas Wolfe, etc.) y publicó obras de ellos, además de las de John Galsworthy o Henry James, trabajando como agente literario para la editorial Scribner’s, de New York.

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Carmen Balcells (Santa Fe de la Segarra, Lleida, 1930), a quien se ha conocido cariñosamente como ‘la Mamá Grande’ (García Márquez le aplicó tal apelativo —recuérdese que Mamá Grande es el personaje que hace y deshace en Macondo, en ‘Cien años de soledad’--), ha tenido una importancia capital dentro del ámbito editorial de las letras en España e Hispanoamérica, actuando como agente literario de escritores tan conocidos, además de los citados, como Vargas Llosa, Camilo J. Cela, Bryce Echenique, Juan Goytisolo y otros.

Luchó silenciosa y largamente por la defensa de los derechos de los escritores, enfrentándose al gremio de editoriales españolas y haciéndoles ceder en algunas de sus prerrogativas pretéritas.

En 2005 fue investida doctora ‘honoris causa’ por la Universidad Autónoma de Barcelona y, previamente, en el 2000, al anunciar su retiro ‘oficial’, fue condecorada con la Medalla de Oro a las Bellas Artes por el rey Juan Carlos.

Algunas frases y anécdotas acerca del cariño, el respeto y la admiración que le reservaban y le siguen reservando sus escritores representados son las siguientes:

Carlos Fuentes dice de ella: ‘Cuando Cervantes apareció, Carmen Balcells ya estaba allí’.

A fines de los años sesenta, a Vargas Llosa que se encontraba enseñando Literatura en el King’s College, de la Universidad de Londres, le ‘ordenó’: "'Deja tus clases de inmediato. Tienes que dedicarte sólo a escribir’. Me preguntó cuánto ganaba. Quinientos dólares al mes era mi sueldo, se lo dije y me contestó: ‘Yo te los doy, sal de Londres e instálate en Barcelona, que es más barato’. Le obedecí -ya para entonces había descubierto, como un editor cualquiera, que era inútil resistir los ucases de Carmen- y nunca me he arrepentido de ello, porque, entre otras cosas, los cinco años que viví en la Ciudad Condal fueron los más felices de la vida."

Un día, por teléfono, García Márquez le preguntó: ‘¿Me quieres, Carmen?’. Carmen le replicó: ‘No te puedo contestar, eres el 36,20% de nuestros ingresos.’

Al serle reconocido el doctorado se destacó de ella ‘el instinto de nuestra agente, su talento para conocer qué escritores o escritoras tienen un mundo propio y capacidad para contar una historia, aunque estos autores no lleguen nunca al gran público’.

Al aceptar tal distinción manifestó que ‘hay una parcela donde el individuo en solitario puede cambiar y mejorar su vida y eso sólo se da a través de un acto libre y totalmente solitario, que es la lectura.

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Maxwell Perkins (1884-1947), se graduó en la Universidad de Harvard en Económicas, pero siguió estudios posteriores de literatura.

Se dedicó a publicar obras de autores respetables, como John Galsworthy y Henry James, aunque se volcó primordialmente en la búsqueda de jóvenes valores, descubriendo a F. Scott Fitzgerald, Ring Larner, Ezra Pound, Ernest Hemingway, Thomas Wolfe, etc.

Con muchos de estos escritores sus lazos de amistad fueron muy estrechos.

Algunas anécdotas de sus estrechas relaciones profesionales y personales con escritores de cuyas publicaciones se ocupó son:

‘En toda mi vida, hasta que te conocí, nunca tuve un amigo’. Este es un fragmento arrancado de los diarios de Thomas Wolfe, nunca enviado a Maxwell Perkins.

‘Nuestro padre común’, confesión de F. Scott Fitzgerald a Thomas Wolfe.

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Estoy convencido de que todos los jóvenes talentos del mundo literario sueñan con una madre y un padre literarios como Carmen Balcells o Maxwell Perkins, destacados agentes literarios.

Es probable que haya más, pero por hoy nos detenemos aquí.

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jeudi 28 juin 2007

+ MIS LECTURAS - 5

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ACABO DE LEER:

Una vez Argentina (Finalista Premio Herralde de Novela), de Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977). Editorial Anagrama, 2003.

Este joven escritor hispanoargentino, que vive en Granada, en donde se licenció en Filología Hispánica, tiene escritas novelas anteriores, algunas de ellas premiadas, libros de cuentos, poemarios y dos colecciones de haikus, habiendo ejercido también como traductor.

Es un escritor que cuenta con buenas críticas en el panorama literario español. Es coordinador del proyecto Pequeñas Resistencias, una colección de cuentos de autores españoles y sudamericanos. Es además ensayista. Colabora en la prensa nacional como articulista.

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Una vez Argentina es un mosaico de recuerdos de infancia y primera juventud, un ramillete de evocaciones de antepasados queridos, de compañeros de correrías y escenas colegiales (en algunas me ha recordado un libro que seguro estará en la memoria de muchos lectores, entrañable también, —Corazón, de Edmundo d’Amicis—), de exilios y nostalgias de patrias diversas, con notas de dolor y alegría sentidos en su patria de origen, Argentina, con el paso por momentos políticos e históricos de aquella nación.

El joven autor, que comenzó a publicar recién estrenada la veintena de años de edad, nos regala ahora en esta novela una prosa fresca, suelta, plena de lirismo en unos casos, de fino humor en otros, con toques de ternura en ocasiones, que enganchan al lector.

Al amante de los libros —al menos yo lo siento así— le gusta que en los libros se hable a veces de otros libros para sentir si las experiencias lectoras de otros les dejaron un poso similar al que te quedaron con las mismas lecturas.

En esta novela se hace y eso me ha agradado. Evoca Neuman sus primeras y añoradas lecturas, nos relata en qué forma le impactó su primera lectura de Poe en su cuento William Wilson; nos habla de su sorpresa al conocer que la traducción al español era de un compatriota suyo, Julio Cortázar; nos revela que leyendo Historias de cronopios y de famas, de este último, al seguir las instrucciones para llorar sólo conseguía troncharse de risa, hasta llegar a establecer por sí mismo la comparación con tantas y tantas instrucciones que se reciben en edades tempranas de las personas mayores que nos rodean, de forma tal que termina uno haciéndose un lío, para deducir finalmente que estas historias de Cortázar están escritas para ser desobedecidas. La novela reboza detalles enternecedores.

En algún lugar he leído que Neuman crea adicción. Estoy de acuerdo, yo me he quedado con ganas de seguir leyéndole. Y lo haré.

HE EMPEZADO A LEER:

Podría hacerte daño (Premio de Narrativa Torrente Ballester), de Luisa Castro (Foz, Lugo, 1966). Ediciones del Viento, 2005.

Ya os contaré.

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Por recomendación de un amigo entendido en materia literaria, he añadido a mi lista de lecturas próximas:

La ciudad en invierno, de Elvira Navarro (Huelva, 1978) y
Un clavo en el corazón, de Paulo José Miranda (Aldeia de Paio Pires, Portugal, 1965).

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mercredi 27 juin 2007

+ LA LITERATURA Y LA ESPADA

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'No hay libro por malo que sea que
no tenga alguna cosa buena.'
PLINIO.


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No dar marcha atrás y seguir hablando de parejas, para mí ya tan familiares, continuar deslizándonos suavemente por el tobogán de la Literatura, me está permitiendo dar un repaso a un buen número de libros leídos y por leer y a autores más o menos recordados u olvidados, recomendar algunos quizás y tomar nota para la lectura de aquellos de más allá por mi persona y quizás otras, pero no me está resultando —por agotamiento de temas— una tarea nada fácil a estas alturas en que ya me he situado en el tema número 29. Hoy le ha tocado el turno a la ESPADA.

La mención de la palabra ESPADA nos trae a todos ecos de violentas luchas antiguas, de conquistas de espacios geográficos, de fronteras cedidas y ganadas, de muerte y de miseria, de guerras crueles, de recuerdos no deseados de los cuatro jinetes de la Apocalipsis en definitiva. Hoy esas guerras no se llevan a cabo con espadas sino con armas sofisticadas programadas por sensores automáticos, devastadoras en sumo grado. El origen de la espada hay que buscarlo en la Edad de Bronce, con el descubrimiento de los primeros metales, que llevaron a su fabricación y que el hombre ha utilizado siempre para defenderse de alguien superior. Su perfeccionamiento siguió a través del devenir de los años, pasando por la Edad de Hierro y etapas subsiguientes. Con una aleación de hierro y otros metales construyeron los hititas espadas que deslumbraron por su durabilidad, que les llevaron a la destrucción del antiguo imperio egipcio.

Al servirme del vocablo ESPADA para hablar de literatura, me han venido a la memoria los nombres de algunas de ellas: la espada Dardo, la cimitarra de los orcos, la espada Glamdring, la espada Handhafang, la espada de Montaraz, la espada Narsil, la espada Ringwraiths, la espada Witchking, etc. Son tan famosas y fantásticas como conocidas por muchos de los lectores. Son las creadas por la imaginación de Tolkien para El señor de los Anillos. Hablaremos de este autor y de algún otro brevemente debido a la carestía de espacio en las webs, ya conocida del lector asiduo de estos terrenos.

Seguramente que muchos de nosotros consideramos a Tolkien un escritor de literatura juvenil. Es el creador de la novela fantástica moderna y su literatura va destinada a todos los públicos.

En algún lugar leí que la principal tarea de la literatura se reducía a la comprensión, a la del mundo y a la del ser humano, y que en el género épico fantástico se consigue mediante la construcción de mitos (Tolkien) o mediante la creación de seres humanos con las preocupaciones de seres humanos (Sapkowski, entre otros).

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John Ronald Reuel Tolkien nació en Sudáfrica (1892-1973). Escritor y filológo. Doctor honoris causa por varias universidades, miembro de la Royal Society of Literature y Cruz del Imperio Británico.

Su amor a la literatura es inseparable de su amor al lenguaje y la filología. Se especializó en griego y graduó en nórdico antiguo. Se interesó por otras lenguas antiguas. Sus historias fantásticas han sido llevadas al cine y sus libros vendidos por millones de ejemplares. Fue profesor de la Universidad de Oxford.

Podemos mencionar sus obras: The Lord of the Rings (El señor de los Anillos), ya citada; El Hobbit; El Silmarillion; El Libro de los Cuentos Inconclusos; La historia de la Tierra Media; Los hijos de Húrin; etc.,… Algunas de estas obras han sido publicadas póstumamente.

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Ruth Benedict (New York, 1887-1947), antropóloga estadounidense. Fue instructora de otra conocida antropóloga estadounidense, Margaret Mead (1901-1978), autora ésta de estudios sobre crianza infantil, personalidad y cultura de Polinesia y Nueva Guinea. Ruth y Margaret fueron amantes.

En junio de 1944, las autoridades estadounidenses, desconcertadas ante las dificultades para predecir el comportamiento del enemigo en el Pacífico y necesitadas de un repertorio de soluciones para acelerar la victoria primero e institucionalizar la ocupación después, encargaron a Ruth un estudio de antropología cultural sobre las normas y valores de la sociedad japonesa.

El resultado de tal estudio fue reflejado en El crisantemo y la espada, obra que recoge las paradojas del carácter y estilo de vida japoneses. Esta obra es hasta hoy un clásico imprescindible para aproximarse al conocimiento de los complejos patrones de la cultura japonesa, que, aparte explicar el militarismo de tiempos pasados, nos ilustra acerca de la fabulosa expansión pacífica llevada a cabo por el pueblo japonés.

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Me congratula sobremanera traer a este espacio a autores españoles. Lo haremos en más ocasiones. Hoy lo hacemos con alguien que ha escrito desde ciencia ficción a temas de fantasía y novela erótica.

Javier Negrete (Madrid, 1964). Profesor de griego en un instituto español de enseñanza media. Ganador de los premios: UPC de ciencia ficción; Ignotus; del de relatos de editorial Gigamesh; Minotauro (de fantasía);…

La espada de fuego es una obra escrita en la adolescencia y reescrita completamente y publicada en 2003. Supone un cambio radical sobre la narrativa anterior y en ella nos muestra sus amplias dotes para la fantasía heroica.

Otras obras suyas son: La luna quieta, Estado crepuscular, Lux Aeterna, La mirada de las furias, Buscador de sombras, El mito de Er, La amada de los dioses (erótica), El espíritu del mago, Señores del Olimpo (sobre mitología griega, tema que domina tan bien),…

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Hiroaki Samura (Japón, 1970). Es autor de una colección de mangas.

Manga es el nombre que recibe una historieta en japonés. La espada del inmortal se ha venido publicando en la revista antológica Afternoon KC desde 1994. En España se han editado 19 tomos. Estos mangas están traducidos a numerosos idiomas.

El protagonista, Manji, es un guerrero al que ninguna herida puede matar. La esvástica que se usa en estas historietas, con los brazos torcidos hacia la izquierda, simboliza la noche en el budismo japonés y está asociada con propiedades mágicas. Esvástica en japonés es manji, nombre asignado al personaje principal. El manga ocupa un espacio importantísimo del mercado literario en Japón. Abarca todos los géneros y adopta distintos formatos: historietas escritas, dibujos animados, películas de imagen real, videojuegos, etc.

¿Puede considerarse literatura a los mangas?

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Poul William Anderson (Pensilvania, USA, 1926-2001). Físico y escritor de relatos de ciencia ficción. Escribió con varios seudónimos. Ha sido ganador de varios premios Hugo y Nébula en su categoría. Ha escrito también relatos de fantasía y novelas policíacas.

Además de La espada rota (1954), escribió: El crepúsculo del mundo, La onda cerebral, Los guardianes del tiempo, Cosecha de estrellas; Tres corazones y tres leones; etc.,…

Isaac Asimov dijo de él: “Poul Anderson posee esa habilidad para escribir y esa imaginación disciplinada capaces de iluminar los rincones más oscuros”.

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lundi 25 juin 2007

+ LITERATURA Y CINE

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Se pretende en este somero estudio sobre Literatura y Cine establecer algunas comparaciones entre películas y novelas de las que nacieron aquéllas y determinar lo más objetivamente posible la calidad de unas y de otras y, en esencia, examinar si de las grandes novelas de todos los tiempos pudieron o supieron los directores cinematográficos sacar partido a las historias originales.

Pienso que lo más cómodo para llevar a cabo este examen, que no pretende ser exhaustivo, es partir de una selección de las películas de calidad, altamente consensuada por muchos críticos, estudiosos o aficionados al cine. Podríamos contemplar las siguientes:

Ciudadano Kane, que consiguió varios Óscar en el año de su estreno. Estuvo protagonizada y dirigida por Orson Welles y trata sobre el magnate de la prensa en USA en la época, Mr. Hearst. El guión es original. No es adaptación de novela alguna.

Casablanca, dirigida por Michael Curtiz. El guión de la película está adaptado de la obra teatral Everybody comes to Rick’s, de Murray Burnett y Joan Alison. La fama y el favor que ha dispensado el público a la obra cinematográfica superan con creces al original escrito. Es uno de los pocos casos en que filme supera a la obra primitiva.

Ordet (La palabra), dirigida por el danés Carl Theodor Dreyer. Está basada en una novela de Kaj Munk, seudónimo de Kaj Petersen, novelista y pastor protestante. Ha ocurrido algo parecido al caso anterior: ha sido el filme el que dio a conocer la novela Ordet.

Vértigo, de Alfred Hitchcock. Película del año 1958. Está basada en la novela De entre los muertos, de género policíaco, de los escritores franceses Thomas Narcejac y Pierre Boileau. Algunos relatos de estos novelistas y guionistas fueron llevados a la pantalla por los directores Clouzot y Hitchcock. Protagonizada por James Steward y Kim Novak. La película supera a la novela.

Sed de mal, de Orson Welles. Protagonizada por Orson Welles, Charlton Heston y Joseph Cotten, es una libre adaptación del relato Badge of Evil, de Whit Masterton. Otra obra maestra del cine.

Podríamos citar algunas más.

Atendiendo a su comercialidad, medida ésta por el número de espectadores que acudieron a visionar las películas, no por su calidad artística, que ha sido el eje sobre el que nos hemos movido para seleccionar las anteriores, podríamos mencionar:

Ben-Hur, película que arrasó en el cine por el número de Óscar que consiguió —once— y el éxito de público, fue dirigida por Billy Wilder e interpretada en su papel principal por Charlton Heston. Está basada en la novela Ben-Hur, del escritor Lewis Wallace. Si no me equivoco es la película, junto a Titanic —también once Óscar—, que ha conseguido mayor número de premios en Hollywood. En el cine gana la historia.

Lo que el viento se llevó, de Victor Fleming, George Cukor y Sam Wood, es una de las películas más famosas de Hollywood. Protagonizada por Vivian Leigh, Clark Gable y Olivia de Havilland. Está basada en la novela homónima Gone with the wind, de Margaret Mitchell, escritora ganadora de un Pullitzer. El filme hizo más popular la novela. El cine la realzó.

El padrino, de Francis Ford Coppola. De 1972, basada en la novela del mismo nombre, The Godfather, del escritor y guionista estadounidense Mario Puzo. Se han realizado las películas El padrino I, II y III, con un éxito notorio de público. Buena adaptación del original. La música del filme me gustó en su día.

Titanic, escrita, producida y dirigida por James Cameron. Está basada, como se sabe, en un hecho real. Es la película más galardonada —once Óscar—, junto a Ben-Hur, de la historia del cine.

De nueve filmes que hemos reseñado, siete están basados en novelas, y en todos los casos me atrevería a decir que aquéllos superan a éstas en gran medida.

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Debido quizás a mi afición a la lectura siempre me ha parecido que las novelas —a las que soy un gran aficionado—eran superiores a sus adaptaciones al cine en muchos otros casos.

Me vienen a la memoria las siguientes grandes novelas, de grandes escritores, llevadas al cine siempre por debajo de la calidad literaria que encerraban los textos originales:

Al este del Edén y Las uvas de la ira, de John Steinbeck, Premio Nobel de Literatura. En la primera de ellas es en la que encuentro en el cine una calidad más cercana a su texto homónimo. El filme fue dirigido por Elia Kazan y se hizo muy popular por su intérprete, James Dean, actor muy de moda en su época. E segundo lo dirigió John Ford y lo protagonizó James Steward.

Guerra y paz y Anna Karenina, de Leon Tolstoi. Directores: King Vidor y Bernard Rose, respectivamente.

El crimen del padre Amaro, de José María Eça de Queiroz. Dirigido el filme por Carlos Carrera, mexicano.

Nuestra Señora de París, de Victor Hugo. Director: Jean Delannoy. Intérpretes: Anthony Quinn y Gina Lollobrigida. De este escritor se llevaron al cine y TV, además, otras novelas, por ejemplo, Los miserables.

El viejo y el mar, de Ernest Hemingway. La versión de 1958 fue dirigida por John Sturges, Henry King y Fred Zinnemann. Y fue protagonizada por Spencer Tracy. Otras de sus novelas llegaron a la pantalla grande: Por quién doblan las campanas, Fiesta, etc.

La lista de películas basadas en novelas sería interminable. No conozco o recuerdo en el momento de redactar este texto ningún filme que superara a su fuente novelística original, aparte los mencionados ya. Algunos de estos filmes, no obstante, han alcanzado gran notoriedad y se mantienen en el recuerdo de los grandes aficionados al cine. Algunos de los autores que idearon las historias originales fueron:

Julio Verne, Louisa Mary Alcott, J. M. Barrie, Charlotte Brontë, Jane Austen, Bob Rafelson, F. Scout Fitzgerald, John Grisham, Blasco Ibáñez, Cela, etc., etc.

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dimanche 24 juin 2007

+ ASÍ VEO A KAFKA


¿No está Kafka realmente sobrevalorado, agigantado a nuestros ojos y tiene mucho de producto de moda literaria?
Mucha gente coincidirá conmigo que Kafka escribe con un estilo muy sencillo, las tramas de sus novelas son más bien series de episodios de la vida de unos personajes protagonizados por individuos perfectamente comunes y los sucesos, siendo a veces extraordinarios, están narrados de forma ordinaria. Y al dejar estos apuntes estoy pensando en su novela y cuento más populares quizás —El proceso y La metamorfosis—. Podemos encontrar estas notas, si rastreamos, en algunos buenos escritores actuales y de siglos pasados.

¿Por qué llama tanto la atención entonces?

¿Es su personalidad quizás?

Tengo entendido que era un individuo de carácter sombrío, débil, enfermizo, huidizo, inseguro e indeciso en su vida y en el amor con las mujeres, con fuertes complejos e insatisfacciones respecto de su padre y con no demasiada buena opinión de la madre, que en el terreno emocional no pudo crecer al parecer más allá de la infancia y la adolescencia. Estos son algunos rasgos de su carácter que han llegado hasta nosotros, resultado quizás de su pertenencia a una minoría: era judío, checo de habla alemana en un imperio, el austro-húngaro, en que sólo el 10% de la población hablaba ese idioma y la población de origen checo tenía poco peso, razones por las que era y se sentía altamente discriminado. Luego, ¿qué nos subyuga de él?, ¿precisamente esta suma de desgracias que le tocó vivir?, ¿un individuo de vida íntima nada fácil, con un gran amor a la literatura, que nos dejó muchas obras escritas, es lo que hace que esta atracción le convierta en un escritor de primera fila y tan en boga?

Por otro lado, con sus amigos íntimos actuaba al parecer de forma totalmente distinta y tenían de él una opinión bien diferente. ‘En la conversación íntima se le soltaba asombrosamente la lengua, llegando a entusiasmarse, a ser encantador, las bromas y las risas no tenían fin, reía a gusto y cordialmente y sabía hacer reír a sus amigos’, decía de él su amigo Max Brod. Éste confesó en cierta ocasión que cuando Kafka le leyó a él y a unos amigos el capítulo I de El proceso todos estallaron en risas, hasta el extremo de que el autor, con lágrimas en los ojos, en un momento dado no pudo continuar leyendo, tal era el grado de humorismo que le embargaba.

¿O es acaso su obra?

Han sido numerosos los estudios que se han realizado sobre su obra. Algunos estudiosos calculan que pueden estar en torno a los 10.000.

Y personalidades de gran nivel intelectual, como Jorge Luis Borges, le han dedicado su atención. Borges nos ha dejado notas sobre su modus operandi, explicándonos en detalle en qué consistía por medio de lo que se conoce por regresus in infinitum, método que tiene relación con las paradojas de Zenón de Elea sobre el tiempo y el espacio.

También Vladimir Nabokov (muy conocido a nivel popular por sus novelas Lolita y La defensa, ambas llevadas al cine, y por otras) nos ha dejado dicho que para leer a Kafka se necesita cierta sensibilidad literaria para poder trascender la realidad objetiva, para percibir lo indefinible y no reducir La metamorfosis, por ejemplo, a la historia de un pobre diablo que se convierte en un escarabajo.

García Márquez, al que en cierta ocasión le preguntaron por Kafka y su obra, fue más conciso y directo y contestó: ‘Bueno es saber que se puede escribir de otra manera’.

En resumen, personalidad y obra siguen estando muy de actualidad y continúan en el centro de un debate que parece no acabar nunca.

He leído el capítulo I de El proceso más de una vez, que relata un caso serio, y a pesar de que se dan situaciones surrealistas, no he llegado a entender el calibre del humor y de las risas de que habló su amigo íntimo. ¿Exageraba Brod respecto a las cualidades de su amigo Franz Kafka?

Sí he encontrado en sus obras una nota que destaca por encima de todas para mí: la de lo absurdo. No me recataría en catalogarle como un escritor ‘de lo absurdo y de lo contradictorio’. A propósito de lo absurdo me he preguntado en ocasiones si Kafka, nacido en 1883, no llegó a conocer el relato Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, publicado en 1856, que ya fue un antecedente precursor de la literatura del absurdo, que más tarde practicarían el mismo Kafka (El proceso) y Samuel Beckett (Esperando a Godot). ¿Pudo haber conocido Kafka el relato de Melville? Realmente, no tenemos constancia de que así fuera, como tampoco de que no. Pero lo que sí es cierto es que el universo Bartleby está muy presente en el mundo literario posterior de toda una generación de escritores, Kafka entre ellos.

Como en todo ser humano siempre encontraremos huellas amargas y recuerdos negativos, pero también de ternura y de bondad interior, no me extrañó, aunque me llamara mucho la atención, un hecho que me contó no ha mucho tiempo un amigo de aficiones literarias compartidas sobre Kafka, que leyó en un libro de literatura infantil y juvenil titulado Kafka y la muñeca viajera, escrito por Jordi Sierra i Fabra, en el que se relata un hecho real protagonizado por Kafka un año antes de morir. El escritor halló en un paseo por un parque —en compañía de su compañera sentimental Dora— una desconsolada niña y al preguntarle por el motivo de sus lágrimas, la niña le contestó que eran a causa de que había perdido su muñeca. Kafka, reaccionando de forma inmediata, refirió a la niña que su muñeca no estaba perdida, que se hallaba de viaje, y que él, que era el cartero de las muñecas, tenía una carta para la niña, que le leería en aquel mismo lugar. Durante catorce semanas estuvo Kafka inventando y escribiendo aventuras de la muñeca, hasta que la casó e hizo que se despidiera para siempre de la niña, que de modo tan ejemplar encontró, por medio de la literatura, consuelo por la pérdida de su muñeca. Mi amigo también refirió el caso de esta historia de la misma muñeca y Paul Auster, que yo había leído efectivamente en su Brooklyn Follies, que en el capítulo que titula ‘Rumbo al Norte’, relata el autor norteamericano de una forma muy hermosa.

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+ LITERATURA Y ODIO.-


Laguna Negra, Soria
¿Por qué he escrito tantos artículos sobre literatura en general? He sentido que debía actuar como dijo en cierta ocasión el ilustre escritor argentino Jorge Luis Borges (‘que otros se jacten de lo han escrito, yo lo hago de lo que he leído’).  Mi admirado Borges, el lector ciego, sí. Por la misma razón que Borges (mi larga vida de lecturas diversas) me brindé a colaborar desinteresadamente en cierta revista literaria y ello me obligó a crear semanalmente un artículo (breve, por razón de espacio en dicha revista). Con la idea de hermanar sentimientos de afición a la lectura y sentimientos humanos nació toda una gama de trabajos, para los cuales me vi obligado a dar casi un repaso profundo a la historia de la Literatura y bucear en mis incontables lecturas.

En uno de esos artículos se citan obras de autores que escribieron sobre el odio y se recuerdan poemas y novelas de

Antonio Machado. La tierra de Alvargonzález, cuento-leyenda incluido en ’Campos de Castilla’, en prosa y en verso, este último dedicado a Juan Ramón Jiménez. La envidia hacia el hermano más querido y el odio hacia el padre por su amor destacado hacia el menor de los hermanos fue el motor que arrastró a los dos mayores a asesinar a su progenitor en Laguna Negra. Estos versos pertenecen al cuento:

Alvargonzález levanta
en brazos al más pequeño
y en sus rodillas lo sienta:
Tus manos hacen el fuego;
aunque el último naciste
tú eres en mi amor primero.
Los dos mayores se alejan
por los rincones del sueño.
Entre los dos fugitivos
reluce un hacha de hierro.

Gabriel García Márquez. El odio es el que conduce a los dos hermanos Vicario, gemelos, a asesinar a Santiago Nasar para vengar la deshonra infligida por éste tiempo atrás a Ángela, hermana de aquéllos, casada el día anterior al asesinato y rechazada por su marido, en Crónica de una muerte anunciada. Es una muerte que todo el mundo conoce, que los asesinos hacen lo posible por evitar a toda costa, pero que fatalmente ocurre.

Es una de las obras más conocidas y apreciadas de García Márquez, escrita con una prosa escueta, precisa y pegada al terreno para envolver de credibilidad lo exageradamente increíble.

En cierta ocasión le preguntaron a García Márquez si no escribiría nunca una novela policíaca y contestó: Ya la he escrito. Se refería a esta novela, que es, además, que yo conozca, la única novela ‘policíaca’ en que se sabe perfectamente desde el principio quién va a morir y quiénes serán los asesinos. Y todos lo saben de antemano, incluida la víctima y el pueblo entero.

Ya en artículos anteriores en Narrador.es se ha hablado extensamente de García Márquez, por lo que nos ahorramos cualquier comentario adicional sobre su persona y su obra.

Miguel de Unamuno.  Abel Sánchez, del ilustre novelista y filósofo Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864-1936), es la reinterpretación del mito Caín-Abel. Los protagonistas de la historia, Joaquín y Abel, amigos, contada por el primero, representan respectivamente al personaje rechazado por la sociedad (Joaquín) y al triunfador admirado por todos (Abel). La envidia y el odio se ven acentuados tras la boda de Abel y Helena, de quien está enamorado Joaquín. Éste no podrá vencer esa pasión destructora, a pesar de su boda con Antonia y su carrera de médico, que terminará con la desaparición de Abel en primer lugar y de Joaquín al final de la obra. Tiene la trama de la novela un significado simbólico. Así, Joaquín queda vivamente impresionado por la representación teatral del Caín, de lord Byron, y Abel se inspirará en la misma leyenda para uno de sus cuadros. La vida, el pensamiento y la obra de Unamuno merecen un tratamiento aparte mucho más extenso que el espacio de un artículo compartido con otros autores. En un futuro quizás lo acometamos. En la última etapa de su vida fue un hombre atormentado y solitario.

Manuel Rivas.  ‘¿Qué hay, Gorrión? Espero que este año podamos ver la lengua de las mariposas.’

 Así comienza el cuento La lengua de las mariposas, de Manuel Rivas (La Coruña, 1957), del libro ¿Qué me quieres, amor? Manuel Rivas es poeta, narrador y periodista, y la mayor parte de su obra está escrita originalmente en gallego. Escribe también artículos y reportajes periodísticos. Ha cultivado con éxito el cuento, el relato y la novela. Es Premio de la Crítica española 1990 y 1999 y Premio Nacional de Narrativa 1996.

La lengua de las mariposas es una historia que anticipa, sin entrar en ella, la tragedia de horror y odio, la sinrazón del vendaval de locura que zarandeó a España en 1936, sumergiéndola en una atroz guerra civil. Es un cuento delicioso con desarrollo en un ambiente rural, con un espléndido retrato del maestro del pueblo y la ternura de los niños que asisten a la escuela ajenos a lo que se avecina,… Fue llevada al cine con el mismo título. La película está dirigida por José Luis Cuerda e interpretada magistralmente en el papel del maestro por el simpar Fernando Fernán Gómez.

Lord Byron. El odio en muchas ocasiones nace de la envidia. El odio es el protagonista de la historia bíblica entre dos hermanos, Caín y Abel, de todos conocida, que se ha reflejado numerosas veces en leyendas de variadas culturas y épocas, teniendo su posterior reflejo en la literatura de variados países. Caín, de lord Byron, es un ejemplo de ello. En España también hemos tenido algún caso; Gabriel García Márquez y si no se me hubiese exigido la brevedad de un folio habría añadido sentimientos y emociones que sentí al leer otras muchas obras de la literatura universal.

Repasando el artículo después de algunos años, he querido añadir a algunos autores reconocidos que escribieron sobre el odio en su obra o que lo vivieron en sus carnes.

Fiodor Dostoievski, autor de la novela Los hermanos Karamazov, cuyo argumento superficial es la historia de un parricidio resultado de un odio profundo, compartido en distintos niveles por los hermanos de esta familia rusa, por lo  que podría hablarse de gradaciones en el odio. Es una de las obras más reconocidas de la literatura rusa.

        Herman Melville, con su éxitosa novela Moby Dick, en que se narra el descomunal e irracional odio hacia un animal marino, que arrastra a un puñado de hombres a la muerte guiados por un tal  capitán Ahab, como se sabe.

Víctor Hugo, autor de  Los Miserables, una de las más importantes obras de la literatura de todos los tiempos, en que Jean Valjean, joven condenado a prisión durante 19 años por robar un pan por encontrarse hambriento, asiste al nacimiento en su alma del odio más radical. Recibió un castigo desproporcionado a su 'delito'.

         Federico García Lorca, con su obra dramática Bodas de sangre, de la que se pueden extraer pasajes de ese maldito sentimiento del odio.
        
Arthur Rimbaud y Paul Verlain, poetas, que tuvieron una hermosa amistad que desembocó en relación homosexual y pasó con el tiempo a un odio fatal al punto de darse un intento de asesinato a Rimbaud por parte de Verlaine. No he resistido a la tentación de incluir algún poema de ambos. Helos aquí:


¡La hemos vuelto a hallar!
 
¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.

Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..

Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.

Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.

¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.
(Arthur Rimbaud) 

Mi sueño


Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas sigue de mi existencia errante.
Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.
¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellas que adorando murieron.
Como el de las estatuas es su mirar de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron...
(Paul Verlain)


          Graham Green, con ‘El fin del romance’, cuyo argumento considero una variante del odio. La novela ha sido llevada al cine con el título ‘The end of the affair’ (1999).

Jorge Luis Borges, con el cuento ‘Emma Zunz’, en que se relata el plan urdido por una muchacha de vida más bien solitaria para dar muerte a un empresario con el que trabajó su padre, culpable según éste del desfalco que le llevó a prisión en Brasil y a su muerte en dicha cárcel, circunstancia que conoce la hija por una carta que recibe.

Julio Cortázar, con su irónico y humorístico poema ‘Manual para salvar el odio’. Como se sabe, Cortázar  escribió manuales de diverso orden, aparte sus obras importantes.

William Shakespeare.  Es bien conocido el odio enorme del que sacó partido en su drama ‘Romeo y Julieta’ mostrándonos hasta qué extremo llegaba el que se profesaban Capuletos y Montescos, origen y raíz del final dramático de su obra. En su drama Otelo  también se pueden detectar rastros de odio.

Ya lo dijo WILLIAM FAULKNER en la recogida del Premio Nobel de Literatura en 1950 al afirmar que ‘nuestra tragedia hoy es un miedo físico general y universal tan largamente padecido, que a duras penas lo podemos soportar.’  Y añadió: ‘ya no quedan problemas del espíritu, tan sólo una pregunta, ¿cuándo seremos aniquilados?’.

Acabábamos de sufrir una guerra devastadora a nivel planetario. Terminó señalando que el escritor y el poeta deben volver a aprender a escribir sobre las verdades y certezas  del corazón, de las verdades universales: el amor, el honor, la piedad, el orgullo, la compasión, el sacrificio, etc.

Como se adivina a través de este trabajo, muchas de las obras de éxito de grandes autores literarios han girado siempre sobre temas que han afectado al espíritu del hombre: amor, envidia, sacrificio, celos, odio, venganza, etc.

El odio ha jugado un papel protagonista a lo largo de los siglos en la literatura universal.