samedi 30 juin 2007

+ LA LITERATURA, EL ESCRITOR Y EL EDITOR

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En mis lecturas me ha llamado la atención en ocasiones la presencia de editores y agentes literarios como destinatarios de las dedicatorias de novelas y otras narraciones de escritores conocidos (García Márquez, Juan Marsé, Juan C. Onetti). En otros casos, el homenaje o agradecimiento del escritor se ha visto plasmado en la aparición del agente literario o editor como personaje de algunas de las obras (Max Aub, Vázquez Montalbán, José Donoso, etc.). Nos estamos refiriendo a la archiconocida agente literaria Carmen Balcells, con su agencia propia en Barcelona, retirada en el año 2000, dentro del mundo de las letras hispanas.

En el mundo anglosajón se da la figura de Maxwell Perkins, otro editor/agente literario, fallecido en 1947, que al igual que Carmen Balcells, modificó en gran medida las bases sobre las que se sustentaban las relaciones autor y editor hasta entonces. Perkins descubrió a jóvenes talentos (F. Scott Fitzgerald, Ring Lardner, Ezra Pound, Ernest Hemingway, Thomas Wolfe, etc.) y publicó obras de ellos, además de las de John Galsworthy o Henry James, trabajando como agente literario para la editorial Scribner’s, de New York.

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Carmen Balcells (Santa Fe de la Segarra, Lleida, 1930), a quien se ha conocido cariñosamente como ‘la Mamá Grande’ (García Márquez le aplicó tal apelativo —recuérdese que Mamá Grande es el personaje que hace y deshace en Macondo, en ‘Cien años de soledad’--), ha tenido una importancia capital dentro del ámbito editorial de las letras en España e Hispanoamérica, actuando como agente literario de escritores tan conocidos, además de los citados, como Vargas Llosa, Camilo J. Cela, Bryce Echenique, Juan Goytisolo y otros.

Luchó silenciosa y largamente por la defensa de los derechos de los escritores, enfrentándose al gremio de editoriales españolas y haciéndoles ceder en algunas de sus prerrogativas pretéritas.

En 2005 fue investida doctora ‘honoris causa’ por la Universidad Autónoma de Barcelona y, previamente, en el 2000, al anunciar su retiro ‘oficial’, fue condecorada con la Medalla de Oro a las Bellas Artes por el rey Juan Carlos.

Algunas frases y anécdotas acerca del cariño, el respeto y la admiración que le reservaban y le siguen reservando sus escritores representados son las siguientes:

Carlos Fuentes dice de ella: ‘Cuando Cervantes apareció, Carmen Balcells ya estaba allí’.

A fines de los años sesenta, a Vargas Llosa que se encontraba enseñando Literatura en el King’s College, de la Universidad de Londres, le ‘ordenó’: "'Deja tus clases de inmediato. Tienes que dedicarte sólo a escribir’. Me preguntó cuánto ganaba. Quinientos dólares al mes era mi sueldo, se lo dije y me contestó: ‘Yo te los doy, sal de Londres e instálate en Barcelona, que es más barato’. Le obedecí -ya para entonces había descubierto, como un editor cualquiera, que era inútil resistir los ucases de Carmen- y nunca me he arrepentido de ello, porque, entre otras cosas, los cinco años que viví en la Ciudad Condal fueron los más felices de la vida."

Un día, por teléfono, García Márquez le preguntó: ‘¿Me quieres, Carmen?’. Carmen le replicó: ‘No te puedo contestar, eres el 36,20% de nuestros ingresos.’

Al serle reconocido el doctorado se destacó de ella ‘el instinto de nuestra agente, su talento para conocer qué escritores o escritoras tienen un mundo propio y capacidad para contar una historia, aunque estos autores no lleguen nunca al gran público’.

Al aceptar tal distinción manifestó que ‘hay una parcela donde el individuo en solitario puede cambiar y mejorar su vida y eso sólo se da a través de un acto libre y totalmente solitario, que es la lectura.

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Maxwell Perkins (1884-1947), se graduó en la Universidad de Harvard en Económicas, pero siguió estudios posteriores de literatura.

Se dedicó a publicar obras de autores respetables, como John Galsworthy y Henry James, aunque se volcó primordialmente en la búsqueda de jóvenes valores, descubriendo a F. Scott Fitzgerald, Ring Larner, Ezra Pound, Ernest Hemingway, Thomas Wolfe, etc.

Con muchos de estos escritores sus lazos de amistad fueron muy estrechos.

Algunas anécdotas de sus estrechas relaciones profesionales y personales con escritores de cuyas publicaciones se ocupó son:

‘En toda mi vida, hasta que te conocí, nunca tuve un amigo’. Este es un fragmento arrancado de los diarios de Thomas Wolfe, nunca enviado a Maxwell Perkins.

‘Nuestro padre común’, confesión de F. Scott Fitzgerald a Thomas Wolfe.

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Estoy convencido de que todos los jóvenes talentos del mundo literario sueñan con una madre y un padre literarios como Carmen Balcells o Maxwell Perkins, destacados agentes literarios.

Es probable que haya más, pero por hoy nos detenemos aquí.

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