mercredi 28 janvier 2009

+ POETAS ESPAÑOLES (José Bergamín)

***

Poeta, ensayista y dramaturgo español. (Madrid, 1895 – Fuenterrabía, 1983).
Mantuvo una amistad intensa con Juan Ramón Jiménez y Miguel de Unamuno y fue discípulo de éste.

Estuvo íntimamente ligado a la Generación del 27, entre otras facetas, como editor.

Maestro de la paradoja, se dice de él que fue un auténtico fantasma en el mundo cultural español.

Tiene como temas favoritos los mitos literarios españoles, el Siglo de Oro, la mística, la política y la tauromaquia.

Escritor comprometido políticamente.

De entre su obra poética podemos citar:

Desvarío sentimental
Claridad desierta
Apartada orilla
Rimas y sonetos rezagados
Duendecitos y coplas
El otoño y los mirlos
Velado desvelo.


Dejamos aquí algunos de sus poemas:

AGUA SÓLO ES EL MAR; AGUA ES EL RÍO…

AGUA solo es el mar; agua es el río,
agua el torrente, y agua el arroyuelo.
Pero la voz que en ellos habla y canta
no es del agua, es del viento.
Agua es la blanda nieve silenciosa
y el mundo bloque de cristal de hielo.
Pero no es agua, es luz la voz que calla
maravillosamente en su silencio.
Agua es la nube oscura y silenciosa,
errante prisionera de los cielos.
Pero su sombra, andando por la tierra
y el mar; no es agua, es sueño.


(Rimas y sonetos rezagados)

***

A Rafael Alberti.

EUROPA no habla griego, que habla gringo
creyendo que está hablando el europeo:
Babélico balido y balbuceo
que se americaniza de vikingo.
Nunca sonó un imperio carolingo
tan incontinental cocacoleo.
Ni encontró un Bonaparte a su deseo
tal respuesta, responso, ni respiro.
Respuesta que es apuesta y desatina.
Responso a la difunta Gran Bretaña.
Respingo que lo da quien más se empina.
Y mientras se la ignora o se la extraña
a una Europa, que, al serlo, fue latina,
ya no se habla en cristiano ni en España.


(Rimas y sonetos rezagados)

***

La vida es nuestra pasión.
La verdad, nuestra razón.
(Cuando de verdad queremos ―lo que de vida sonamos—
La verdad, la padecemos, ―la vida, la razonamos.)
La vida es nuestra razón.
La verdad, nuestra pasión.


(Duendecitos y coplas)

***

LA vejez es una máscara:
Si te la quitas, descubres
el rostro infantil del alma.
La niñez te va siguiendo
durante toda la vida.
Pero ella va más despacio
y tú andas siempre de prisa.
Cuando la vejez te llega,
no es que vuelves a la infancia,
Es que moderas el paso
y al fin la niñez te alcanza.


(Rimas y sonetos rezagados)

***

SUENA tu voz lo mismo que un lamento
o que un grito perdido en lejanía;
como una luz que hiere el horizonte
y lo abre a soledades infinitas.
Es penumbrosa claridad el sosiego
de la tarde. La lumbre mortecina
de tu alma, pelea con las sombras
del tiempo, que la cubren de ceniza.
Los ecos del silencio hasta tu oído
unos pasos lejanos aproximan.
Y es otra muda voz la de la sangre
que en tu cansado corazón palpita.


(Del otoño y los mirlos)

***

EPÍLOGO DE DOBLE ESTÍO

Este callado arder de oculto fuego
en que, sonando, el alma se ensimisma,
es cenicienta, remansada lumbre,
o llama que me punza y me lastima.
Siento que se separan mis recuerdos
de un solo recordar que los olvida:
Que una sola esperanza me separa
de tantas esperanzas ya perdidas.
Y el punzante dolor me va clavando,
como un latido, su aguzada espina,
que, al encontrar mi llaga más secreta,
por el herido corazón respira.


(Rimas y sonetos rezagados)

***

COMO quien oye llover
te pido que oigas mis versos:
Con atención tan profunda
como se escucha el silencio.
Como se escucha a los arboles
cuando los menea el viento,
y caer, como hojas secas,
las horas muertas del tiempo.
Como el crepitar sonoro
de las llamas en el fuego,
y en los cielos el callado
arder de los astros muertos.


(Apartada orilla)

***

AL VOLVER

Aquí nació mi vida a la esperanza
y aquí esperé también que moriría;
ahora que vuelvo aquí, parecería
que el tiempo me persigue y no me alcanza.

Detiene otoño el paso a la mudanza
que en la luz, en el aire se extasía;
los árboles son llamas, su alegría
enciende ya mi bienaventuranza.

Todo pasó. Todo quedó lo mismo:
como si en este otoño floreciera,
ardiendo en el fulgor de su espejismo,

última para mí, la primavera;
abismo del no ser al ser abismo,
la eternidad del tiempo prisionera.


***

+ POETAS ESPAÑOLES (Gerardo Diego)

***

Gerardo Diego Cendoya (1896-1987). Poeta, nacido en Santander. Impulsor de la generación del 27. Miembro de la Real Academia Española. Catedrático de Lengua y Literatura en varios institutos españoles. Conferenciante, crítico literario, musical y taurino, columnista en diversos periódicos. Premio Nacional de Literatura en 1925. Premio Cervantes 1979.

Su poesía abarca temas variados.

Su mejor soneto, según los especialistas, es el siguiente:

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.


(El ciprés de Silos).

***

Tiene bellos poemas románticos. Algunos de los que me gustaron fueron:

Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes.
Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo,
y tú, inocente, duermes bajo el cielo.
Tú por tu sueño, y por el mar las naves.
En cárceles de espacio, aéreas llaves
te me encierran, recluyen, roban. Hielo,
cristal de aire en mil hojas. No. No hay vuelo
que alce hasta ti las alas de mis aves.
Saber que duermes tú, cierta, segura
- cauce fiel de abandono, línea pura -,
tan cerca de mis brazos maniatados.
Qué pavorosa esclavitud de isleño,
yo, insomne, loco, en los acantilados,
las naves por el mar, tú por tu sueño.


(Insomnio).

***

Dentro, en tus ojos, donde calla y duerme
un palpitar de acuario submarino,
quisiera - licor tenue al difumino -
hundirme, decantarme, adormecerme.
Y a través de tu espalda, pura, inerme,
que me trasluce el ritmo de andantino
de tu anhelar, si en ella me reclino,
quisiera trasvasarme y extenderme.
Multiplicar mi nido en tus regazos
innumerables, que al cerrar los brazos
no encontrases mi carne, en ti disuelta.
Y que mi alma, en bulto y tacto vuelta,
te resbalase en torno, transparente
como tu frente, amor, como tu frente.


(Amor).

***

Una a una desmonté las piezas de tu alma.
Vi cómo era por dentro:
sus suaves coyunturas,
la resistencia esbelta de sus trazos.
Te aprendí palmo a palmo.
Pero perdí el secreto
de componerte.
Sé de tu alma menos que tú misma,
y el juguete difícil
es ya insoluble enigma.


(Una a una desmonté las piezas de tu alma).

***

Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.

Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.

Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.

Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.


(Sucesiva)

***

+ POETAS ESPAÑOLES (Manuel Altolaguirre)

***

Manuel Altolaguirre Bolín (1905-1959), poeta nacido en Málaga. Licenciado en Derecho, ejerció brevemente. Premio Nacional de Literatura 1933. Destacó como impresor de la obra de eminentes poetas. Fundó y dirigió, junto a su esposa, la poetisa Concha Méndez, diferentes revistas literarias.

La guerra civil le hizo partir al exilio, viviendo en Cuba y posteriormente en México, continuando su labor como editor. Finalizó sus días como guionista, productor y director cinematográfico. A su regreso a España, en 1959, falleció en un trágico accidente de automóvil.

Fue el benjamín de la generación del 27. Sus poemas cantan al amor, la soledad, la muerte, con tonos calificados de románticos.

Algunos poemas que me gustaron:

Las barcas de dos en dos,
como sandalias del viento
puestas a secar al sol.

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto.

Sobre la arena tendido
como despojo del mar
se encuentra un niño dormido.

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto.

Y más allá, pescadores
tirando de las maromas
amarillas y sabores.

Yo y mi sombra, ángulo recto.
Yo y mi sombra, libro abierto.


(La playa).

***

Era mi dolor tan alto,
que la puerta de la casa,
de donde salí llorando,
me llegaba a la cintura.

¡Qué pequeños resultaban
los hombres que iban conmigo!
Crecí como una alta llama
de tela blanca y cabellos.

Si derriban mi frente
los toros bravos saldrían,
luto en desorden, dementes,
contra los cuerpos humanos.

Era mi dolor tan alto,
que miraba al otro mundo
por encima del ocaso.


(Era mi dolor tan alto).

***

El alma es igual que el aire.
con la luz se hace invisible,
perdiendo su honda negrura.
Sólo en las profundas noches
son visibles alma y aire.
Sólo en las noches profundas.

Que se ennegrezca tu alma
pues quieren verla mis ojos.
Oscurece tu alma pura.
Déjame que sea tu noche,
que enturbie tu transparencia.
¡Déjame ver tu hermosura!


(Noche).

***

Quiero vivir para siempre
en torre de tres ventanas,
donde tres luces distintas
den una luz a mi alma.

Tres personas y una luz
en esa torre tan alta.

Aquí abajo, entre los hombres,
donde el bien y el mal batallan,
el dos significa pleito,
el dos indica amenaza.

Quiero vivir para siempre
en torre de tres ventanas.


(Trino).

***

+ POETAS ESPAÑOLES (Gabriel Celaya)

***

Ingeniero Industrial de profesión, nacido en Hernani, Guipúzcoa, en 1911, su nombre era Rafael Gabriel Juan Múgica Celaya Leceta. Falleció el 1991. Firmaba su poesía como Rafael Múgica, Juan de Leceta o Gabriel Celaya. Conoció a Federico García Lorca en la Residencia de Estudiantes entre 1927 y 1935. En 1986 consiguió el Premio Nacional de las Letras Españolas. Cultivó diversos estilos de poesía.

En su obra encontramos:

Marea del silencio
La soledad cerrada
Movimientos elementales
Tranquilamente hablando (como Juan de Leceta)
Las cosas como son
Las cartas boca arriba
Lo demás es silencio
Cantos Íberos
Campos semánticos
Itinerario poética.


Algunos poemas:

CUÉNTAME CÓMO VIVES, CÓMO VAS MURIENDO…

Cuéntame cómo vives;
dime sencillamente cómo pasan tus días,
tus lentísimos odios, tus pólvoras alegres
y las confusas olas que te llevan perdido
en la cambiante espuma de un blancor imprevisto.

Cuéntame cómo vives;
ven a mí, cara a cara;
dime tus mentiras (las mías son peores),
tus resentimientos (yo también los padezco),
y ese estúpido orgullo (puedo comprenderte).

Cuéntame cómo mueres;
nada tuyo es secreto:
la náusea del vacío (o el placer, es lo mismo);
la locura imprevista de algún instante vivo;
la esperanza que ahonda tercamente el vacío.

Cuéntame cómo mueres;
cómo renuncias -sabio-,
cómo -frívolo- brillas de puro fugitivo,
cómo acabas en nada
y me enseñas, es claro, a quedarme tranquilo.

***


DESPEDIDA

Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.


***

EL TOQUE DELICADO

Si toco en mi dolor, todo lo siento
mío, mío, perdido vagamente.
Si toco en el dolor mas de repente
me vuelvo a las estrellas y a lo bello,
yo siento el corazón que aquí me quema
como un mero detalle en el sistema.


***

TUS GRITOS Y MIS GRITOS EN EL ALBA

Tus gritos y mis gritos en el alba.
Nuestros blancos caballos corriendo
con un polvo de luz sobre la playa.
Tus labios y mis labios de salitre.
Nuestras rubias cabezas desmayadas.
Tus ojos y mis ojos,
tus manos y mis manos.
Nuestros cuerpos
escurridizos de algas.
¡Oh amor, amor!
Playas del alba.


***

SALPICADA DE ESPUMA

Salpicada de espuma, de salitre,
desnuda, desde el mar,
viene gritando:
La vida, sí, la vida misma:
¡Un delirio por los prados!
Desde mi ventana blanca,
con los brazos extendidos,
la estoy llamando con voces
de un ardor desmelenado.
Salpicada de espuma, de salitre,
desnuda, por los campos,
va gritando.
¡La vida, sí, la vida misma!
Pálido y alto, callado,
la mira pasar llorando.


***

LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmado,
como un pulso que golpea las tinieblas,

cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades:
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades.

Se dicen los poemas
que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados,
piden ser, piden ritmo,
piden ley para aquello que sienten excesivo.

Con la velocidad del instinto,
con el rayo del prodigio,
como mágica evidencia, lo real se nos convierte
en lo idéntico a sí mismo.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Quisiera daros vida, provocar nuevos actos,
y calculo por eso con técnica qué puedo.
Me siento un ingeniero del verso y un obrero
que trabaja con otros a España en sus aceros.

Tal es mi poesía: poesía-herramienta
a la vez que latido de lo unánime y ciego.
Tal es, arma cargada de futuro expansivo
con que te apunto al pecho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
Es algo como el aire que todos respiramos
y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos.

Son palabras que todos repetimos sintiendo
como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado.
Son lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.


***

EN EL FONDO DE LA NOCHE TIEMBLAN LAS AGUAS DE PLATA

En el fondo de la noche tiemblan las aguas de plata.
La luna es un grito muerto en los ojos delirantes.
Con su nimbo de silencio
pasan los sonámbulos de cabeza de cristal,
pasan como quien suspira,
pasan entre los hielos transparentes y verdes.
Es el momento de las rosas encarnadas y los puñales de acero
sobre los cuerpos blanquísimos del frío.

En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio;
los hombres gritan tan alto que solo se oye la luna.

Es el momento en que los niños se desmayan sobre los pianos,
el momento de las estatuas en el fondo transparente de las aguas,
el momento en que por fin todo parece posible.
En el fondo de la noche tiembla el árbol del silencio.

Decidme lo que habéis visto los que estabais con la cabeza vuelta.
La quietud de esta hora es un silencio que escucha,
el silencio es el sigilo de la muerte que se acerca.
Decidme lo que habéis visto.
En el fondo de la noche
hay un escalofrío de cuerpos ateridos.


***

ESPAÑA EN MARCHA

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

No reniego de mi origen,
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte del sueño.

Vuelvo a decirte quién eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.

España mía, combate
que atormentas mis adentros,
para salvarme y salvarte, con amor te deletreo.


***

VEN, MIGUEL

Han llamado a la puerta, y no, no era Miguel
tampoco esta vez. ¿Por qué no viene, por qué
es imposible que venga? Le estoy esperando siempre
para hablar como tan sólo podría hablar con él.
¡Le necesito tanto! Porque él resolvería
con un solo zarpazo lo que no logro entender.
Han cambiado los tiempos, ¡vaya si lo sé!,
y ahora está tan de moda jugar al ajedrez
que añoro aquella furia solar y aquel tajante
distinguir al ibero toro del manso buey.
Barajo y más barajo sus versos abrasados
mas su verdad radiante despierta aún más mi sed
de tenerle aquí al lado, para luchar, y ser.


***

SE HABLA DE DIOS

No hablamos de problemas
Hablamos de dinero.
No hablamos de dinero.
Hablamos de salarios.
No hablamos de salarios.
Hablamos por lo bajo
de lo que llaman alto.

.............................¡Dios!

Por ejemplo: hay que comer.
Mas comer mal no nos basta.
Por ejemplo: hay que dormir.
Mas dormir solos no basta,
porque vienen los rebaños
de ideas amontonadas.
Y piensa que piensa, ¡y vaya!

............................¡Dios!

Pero comer y dormir,
pero revolver la vida,
pero vivir por las buenas
según mi amor, bien agita,
es remover todo el mundo
por lo grande, con la chica,
y alterar lo que dormita.

............................¡Dios!

Hoy, pensando con dolor,
yo me pregunto por Dios.
¿Es un lírico recurso
con puntos de admiración?
Y si va, y luego resulta
que tiene una solución.
Y si es así, ¿a qué el suspense?

............................¡Dios!


***

+ POETAS ESPAÑOLES (Pedro Salinas)

***

Notorio poeta y ensayista (Madrid, 1891 - Boston, 1951). Profesor universitario, con actividad docente en distintas universidades españolas y extranjeras. Tuvo como alumno a Luis Cernuda en la Universidad de Sevilla. Mantuvo amistad con Jorge Guillén y Miguel Hernández. Perteneciente a la Generación del 27. Escribió también obras de teatro.
Estimaba en la poesía: la autenticidad, la belleza y el ingenio. Se aprecia en sus primeros poemas la influencia de Juan Ramón Jiménez.

Obras poéticas:

Presagio,
Seguro azar
Fábula y signo
La voz a ti debida,
Razón de amor
Error de cálculo,
Lost Angel and other poems
Poesía junta
El contemplado
Todo más claro y otros poemas
Poesías completas,
Volverse sombra y otros.


***

Una muestra de su poesía:

Anoche se me ha perdido
en la arena de la playa
un recuerdo
dorado, viejo y menudo
como un granito de arena.
¡Paciencia! La noche es corta.
Iré a buscarlo mañana...
Pero tengo miedo de esos
remolinos nocherniegos
que se llevan en su grupa
—¡Dios sabe adónde!— la arena
menudita de la playa.


(Presagios)

***

Ayer te besé en los labios.
Te besé en los labios. Densos,
rojos. Fue un beso tan corto
que duró más que un relámpago,
que un milagro, más.
El tiempo
después de dártelo
no lo quise para nada
ya, para nada
lo había querido antes.
Se empezó, se acabó en él.
Hoy estoy besando un beso;
estoy solo con mis labios.
Los pongo
no en tu boca, no, ya no
—¿adónde se me ha escapado?—.
Los pongo
en el beso que te di
ayer, en las bocas juntas
del beso que se besaron.
Y dura este beso más
que el silencio, que la luz.
Porque ya no es una carne
ni una boca lo que beso,
que se escapa, que me huye.
No.
Te estoy besando más lejos.


(La voz a ti debida).

***

Mientras haya
alguna ventana abierta,
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza.
Mar con olas trajineras
—mientras haya—
trajinantes de alegrías,
llevándolas y trayéndolas.
Lino para la hilandera,
árboles que se aventuren,
—mientras haya—
y viento para la vela.
Jazmín, clavel, azucena,
donde están, y donde no
en los nombres que los mientan.
Mientras haya
sombras que la sombra niegan,
pruebas de luz, de que es luz
todo el mundo, menos ellas.
Agua como se la quiera
—mientras haya—
voluble por el arroyo,
fidelísima en la alberca.
Tanta fronda en la sauceda,
tanto pájaro en las ramas
—mientras haya—
tanto canto en la oropéndola.
Un mediodía que acepta
serenamente su sino
que la tarde le revela.
Mientras haya
quien entienda la hoja seca,
falsa elegía, preludio
distante a la primavera.
Colores que a sus ausencias
—mientras haya—
siguiendo a la luz se marchan
y siguiéndola regresan.
Diosas que pasan ligeras
pero se dejan un alma
—mientras haya—
señalada con sus huellas.
Memoria que le convenza
a esta tarde que se muere
de que nunca estará muerta.
Mientras haya
trasluces en la tiniebla,
claridades en secreto,
noches que lo son apenas.
Susurros de estrella a estrella
—mientras haya—
Casiopea que pregunta
y Cisne que la contesta.
Tantas palabras que esperan,
invenciones, clareando
—mientras haya—
amanecer de poema.
Mientras haya
lo que hubo ayer, lo que hay hoy,
lo que venga.


(Confianza)

***

Si no fuera por la rosa
frágil, de espuma, blanquísima,
que él, a lo lejos se inventa,
¿quién me iba a decir a mí
que se le movía el pecho
de respirar, que está vivo,
que tiene un ímpetu dentro,
que quiere la tierra entera,
azul, quieto, mar de julio?


(Seguro azar)

***

Sí, sí, dijo el niño, sí.
Y nadie le preguntaba.
¿Qué le ofrecías, la noche,
tú, silencio, qué le dabas
para que él dijera a voces,
tanto sí, que sí, que sí?
Nadie le ofrecía nada.
Un gran mundo sin preguntas,
vacías las negras manos
—ámbitos de madrugada—,
alrededor enmudece.
Los síes —¡qué golpetazos
de querer en el silencio!—,
las últimas negativas
a la noche le quebraban.
Sí, sí a todo, a todo sí,
a la nada sí, por nada.
Allá por los horizontes
sin que nadie —el sólo: nadie—
la escuchara, sigilosa
de albor, rosa y brisa tierna,
iba la pregunta muda,
naciendo ya, la mañana.


(Fábula y signo)

***

Sin armas. Ni las dulces
sonrisas, ni las llamas
rápidas de la ira.
Sin armas. Ni las aguas
de la bondad sin fondo,
ni la perfidia, corvo pico.
Nada. Sin armas. Sola.
Ceñida en tu silencio.
«Sí» y «no», «mañana» y «cuando»,
quiebran agudas puntas
de inútiles saetas
en tu silencio liso
sin derrota ni gloria.
¡Cuidado!, que te mata
—fría, invencible, eterna—
eso, lo que te guarda,
eso, lo que te salva,
el filo del silencio que tú aguzas
.

(Seguro azar)

***

dimanche 25 janvier 2009

+ POETAS ESPAÑOLES (Juan Ramón Jiménez)

***

Poeta español y premio Nobel de Literatura. Nació en Moguer (Huelva) en 1881. Estudió en la Universidad de Sevilla.

Los poemas de Rubén Darío, el miembro más destacado del modernismo, le conmovieron especialmente en su juventud.

También sería importante la lectura de los simbolistas franceses, que acentuaron su inclinación hacia la melancolía.

En 1900 publicó sus dos primeros libros. Poco después se instalaría en Madrid, realizando varios viajes a Francia y luego a Estados Unidos, donde se casó con la que ya sería su compañera de toda la vida, Zenobia Camprubí.

En 1936, al estallar la Guerra Civil española se vio obligado a abandonar España. Estados Unidos, Cuba y Puerto Rico, fueron sus sucesivos lugares de residencia.

Moriría en este último país en 1959, donde recibió ya casi moribundo la noticia de la concesión del Premio Nobel.

La obra del poeta es muy numerosa. Escribió, entre otros, los siguientes títulos:

Ninfeas
Almas de violeta
Poesías escogidas
Segunda antología poética
Canción
Tercera antología
Baladas de primavera
La soledad sonora
Diario de un poeta recién casado
Eternidades
Piedra y cielo


En prosa poética destaca Platero y yo, obra a la que debe su fama universal. Es el libro traducido a más idiomas junto al Quijote.

He aquí una pequeña muestra ilustrativa de su calidad poética:

ÁLAMO BLANCO

Arriba canta el pájaro y abajo canta el agua.
(Arriba y abajo, se me abre el alma.)

Entre dos melodías la columna de plata.
Hoja, pájaro, estrella; baja flor, raíz, agua.
Entre dos conmociones la columna de plata.
(Y tú, tronco ideal, entre mi alma y mi alma.)

Mece a la estrella el trino, la onda a la flor baja.
(Abajo y arriba, me tiembla el alma.)


***

CANCIÓN DE INVIERNO

Cantan. Cantan.
¿Dónde cantan los pájaros que cantan?

Ha llovido. Aún las ramas
están sin hojas nuevas. Cantan. Cantan
los pájaros. ¿En dónde cantan
los pájaros que cantan?

No tengo pájaros en jaulas.
No hay niños que los vendan. Cantan.
El valle está muy lejos. Nada...

Yo no sé dónde cantan
los pájaros -cantan, cantan-
los pájaros que cantan.


***

EL POETA A CABALLO

¡Qué tranquilidad violeta,
por el sendero, a la tarde!
A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!

La dulce brisa del río,
olorosa a junco y agua,
le refresca el señorío...
La brisa leve del río...

A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!

Y el corazón se le pierde,
doliente y embalsamado,
en la madreselva verde...
Y el corazón se le pierde...

A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!

Se está la orilla dorando...
El último pensamiento
del sol la deja soñando...
Se está la orilla dorando...

¡Qué tranquilidad violeta,
por el sendero, a la tarde!
A caballo va el poeta...
¡Qué tranquilidad violeta!


***

N E G R A

Conmigo duermen mis penas
por la noche, fatigadas
de la lucha que en el día
sostuvieron con mi alma.
Mas ¡ay! que con el reposo
igual que yo, ellas descansan,
y con nueva y mayor furia,
al despuntar la alborada,
a mi alma triste despiertan
para ofrecerle batalla...


***

ESTE NO SOY YO

Soy este
que va a mi lado sin yo verlo;
que, a veces, voy a ver,
y que, a veces, olvido.
El que calla, sereno, cuando hablo,
el que perdona, dulce, cuando odio,
el que pasea por donde no estoy,
el que quedará en pié cuando yo muera.


***

EL VIAJE DEFINITIVO

...Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará, nostálgico...
y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.


***

+ POETAS ESPAÑOLES (Vicente Aleixandre)

***

Nació en Sevilla en 1898, aunque su infancia transcurrió en Málaga. Con trece años se trasladó con su familia a Madrid. El mar dejó una huella profunda en su poesía.
Poeta perteneciente a la Generación del 27, miembro de la Real Academia Española desde 1949, le fue otorgado el Premio Nacional de Literatura. En 1977 recibió el Premio Nobel de Literatura. Falleció en Madrid en 1984.

Títulos de sus obras poéticas:

Ámbito
Espadas como labios
Pasión de la tierra
Sombra del paraíso
Mundo a solas
Nacimiento último
Historia del corazón
Poemas de la consumación
Diálogos del conocimiento
En gran noche.


Algunos poemas escogidos:

COMO LA MAR, LOS BESOS

No importan los emblemas
ni las vanas palabras que son un soplo sólo.
Importa el eco de lo que oí y escucho.
Tu voz, que muerta vive, como yo que al pasar
aquí aún te hablo.
Eras más consistente,
más duradera, no porque te besase,
ni porque en ti asiera firme a la existencia.
Sino porque como la mar
después que arena invade temerosa se ahonda.
En verdes o en espumas la mar, se aleja.
Como ella fue y volvió tú nunca vuelves.

Quizá porque, rodada
sobre playa sin fin, no pude hallarte.
La huella de tu espuma,
cuando el agua se va, queda en los bordes.

Sólo bordes encuentro. Sólo el filo de voz que
en mí quedara.
Como un alga tus besos.
Mágicos en la luz, pues muertos tornan.


*

EL OLVIDO

No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.

Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.

Con dignidad murió. Su sombra cruza.


*

EL SEXO

I
Pendiente de ese tronco
el fruto consta en vida.
Su materia consiente
una verdad durable.
En la sombra él madura,
si por siglos, finito,
y no cae sino cuando
el árbol rueda en tierra.
Fruto de carne o masa
de vida congruente,
pálido en su corteza,
nudosa nuez compacta.
La sangre rueda y pasa,
y ardiente sigue y vase,
mientras el viento pone
la vida en llamas y arde
doble tiniebla absorta.
Eje del sol que un rayo
descargará sin duelo
y estallará en la liza
dentro en la sombra exacta.
Oh, conjunción del fuego
con su materia idónea.
Fuego del sol, o fruto
que al estallar se siembra.

II
Entre las piernas suaves pasa un río,
lecho insinuado para el agua viva;
entre la fresca sombra o un humo quedo
que en el terso crepúsculo está inmóvil.
Entre los muslos, sólo el tiempo quieto,
el tiempo que no pasa, eternamente,
inmortal, sin nacer, entre las sombras.
Entre las piernas bellas sólo un río
en el fondo se siente cruzar único.
Agua oscura sin tiempo que no nace
y que sobre la tierra desemboca.

Oh, hermosa conjunción de sangre y flor,
botón secreto que en la luz perfuma
el nacimiento de la luz creciendo
de entre los muslos de la bella echada.
Ruda moneda o sol que exhala el día
naciendo de ese cuerpo dolorido,
presto al amor cuando el cenit empuje
al adversario que agresivo avanza.
Misterio entonces del ocaso ardiente
cuando como en caricia el rayo ingrese
en la sima voraz y se haga noche :
noche perfecta de los dos amantes.

*


QUIEN HACE VIVE

La memoria de un hombre está en sus besos.
Pero nunca es verdad memoria extinta.
Contar la vida por los besos dados
No es alegre. Pero más triste es darlos sin memoria.
Por lo que un hombre hizo cuenta el tiempo.
Hacer es vivir más, o haber vivido,
O ir a vivir. Quien muere vive, y dura.


*

LOS BESOS

No te olvides, temprana, de los besos un día.
De los besos alados que a tu boca llegaron.
Un instante pusieron su plumaje encendido
sobre el puro dibujo que se rinde entreabierto.
Te rozaron los dientes. Tú sentiste su bulto,
en tu boca latiendo su celeste plumaje.
Ah, redondo tu labio palpitaba de dicha.
¿Quién no besa esos pájaros cuando llegan, escapan?
Entreabierta tu boca vi tus dientes blanquísimos.
Ah, los picos delgados entre labios se hunden.
Ah, picaron celestes, mientras dulce sentiste
que tu cuerpo ligero, muy ligero, se erguía.
¡Cuán graciosa, cuán fina, cuán esbelta reinabas!
Luz o pájaros llegan, besos puros, plumajes.
Y oscurecen tu rostro con sus alas calientes,
que te rozan, revuelan, mientras ciega tú brillas.
No lo olvides. Felices, mira, van, ahora escapan.
Mira: vuelan, ascienden, el azul los adopta.
Suben altos, dorados. Van calientes, ardiendo.
Gimen, cantan, esplenden. En el cielo deliran.

*


REPOSO

Una tristeza del tamaño de un pájaro.
Un aro limpio, una oquedad, un siglo.
Este pasar despacio sin sonido,
esperando el gemido de lo oscuro.
Oh tú, mármol de carne soberana.
Resplandor que traspasas los encantos,
partiendo en dos la piedra derribada.
Oh sangre, oh sangre, oh ese reloj que pulsa
los cardos cuando crecen, cuando arañan
las gargantas partidas por el beso.
Oh esa luz sin espinas que acaricia
la postrer ignorancia que es la muerte.


*

SIN FE

Tienes ojos oscuros.
Brillos allí que oscuridad prometen.
Ah, cuán cierta es tu noche,
cuán incierta mi duda.
Miro al fondo la luz, y creo a solas.
A solas pues que existes.
Existir es vivir con ciencia a ciegas.
Pues oscura te acercas
y en mis ojos más luces
siéntense sin mirar que en ellos brillen.
No brillan, pues supieron.
saber es alentar con los ojos abiertos.
¿Dudar...? Quien duda existe. Sólo morir es ciencia.


*

UNAS POCAS PALABRAS

Unas pocas palabras en tu oído diría.
Poca es la fe de un hombre incierto.
Vivir mucho es oscuro, y de pronto saber no es conocerse.
Pero aún así diría. Pues mis ojos repiten lo que copian:
tu belleza, tu nombre, el son del río, el bosque,
el alma a solas.
Todo lo vio y lo tienen. Eso dicen los ojos.
A quien los ve responden. Pero nunca preguntan.
Porque si sucesivamente van tomando
de la luz el color, del oro el cieno
y de todo el sabor el pozo lúcido,
no desconocen besos, ni rumores, ni aromas;
han visto árboles grandes, murmullos silenciosos,
hogueras apagadas, ascuas, venas, ceniza,
y el mar, el mar al fondo, con sus lentas espinas,
restos de cuerpos bellos, que las playas devuelven.
Unas pocas palabras, mientras alguien callase;
las del viento en las hojas, mientras beso tus labios.
Unas claras palabras, mientras duermo en tu seno.
Suena el agua en la piedra. Mientras, quieto,
estoy muerto.


*

+ POETAS ESPAÑOLES (Gustavo Adolfo Bécquer)

***

Nació en Sevilla en 1836. Falleció a los 34 años. Es conocido principalmente por sus Rimas y Leyendas.

Poeta y prosista perteneciente al movimiento del Romanticismo. Es un poeta de tono íntimo, de poesía dicha al oído, de lírica profunda. Su pensamiento gira en torno a la creación poética, el amor y la muerte.

Fue un poeta con el que se inició –junto a Rosalía de Castro- la lírica moderna española, de formas sencillas y facilidad de estilo. Ejerció una gran influencia en figuras de la poesía que le siguieron: Rubén Darío, los Machado, Juan Ramón Jiménez, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso,…

Me he permitido escoger de entre sus Rimas las siguientes:

Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de este himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirlo, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar; que no hay cifra
capaz de encerrarlo, y apenas, ¡oh hermosa!
pudiera al oído, contártelo a solas.

***

No digáis que agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira:
Podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas;
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista;

mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías;
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
Y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista;

mientras la humanidad siempre avanzando,
no sepa a dó camina;
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras sintamos que se alegra el alma
sin que los labios rían;
mientras se llora sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;

mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan;
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡Habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran;
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira;

mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa,
¡Habrá poesía!

***

Porque son niña, tus ojos
verdes como el mar, te quejas;
verdes los tienen las náyades,
verdes los tuvo Minerva,
y verdes son las pupilas
de las huris del profeta.

El verde es gala y ornato
del bosque en la primavera;
entre sus siete colores
brillante el Iris lo ostenta.
Las esmeraldas son verdes,
verde el color del que espera,
y las ondas del océano,
y el laurel de los poetas.

Es tu mejilla temprana
rosa de escarcha cubierta
en que el carmín de los pétalos
se ve a través de las perlas
Y, sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues no lo creas;
que parecen tus pupilas,
húmedas, verdes e inquietas,
tempranas hojas de almendro,
que al soplo del aire
tiemblan.

Es tu boca de rubíes
purpúrea granada abierta,
que en el estío convida
a apagar la sed en ella.

Y, sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues, no lo creas
que parecen, si enojada
tus pupilas centellean,
las olas del mar que rompen
en las cantábricas peñas.

Es tu frente que corona
crespo el oro en ancha trenza,
nevada cumbre en que el día
su postrera luz refleja.

Y, sin embargo,
sé que te quejas,
porque tus ojos
crees que la afean:
pues, no lo creas
Que, entre las rubias pestañas,
junto a las sienes, semejan
broches de esmeralda y oro,
que un blanco armiño sujetan.

***

Hoy la tierra y los cielos me sonríen;
hoy llega al fondo de mi alma el sol;
hoy la he visto.., la he visto y me ha mirado...
¡Hoy creo en Dios!

***

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía?, Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.

***

Por una mirada, un mundo,
por una sonrisa, un cielo,
por un beso... ¡yo no sé
que te diera por un beso!

***

Los suspiros son aire y van al aire!
Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?

***

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día....
ésas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!

***

¡Quién fuera luna,
quién fuera brisa,
quién fuera sol!

..................

¡Quién del crepúsculo
fuera la hora,
quién el instante
de tu oración!

¡Quién fuera parte
de la plegaria
que solitaria
mandas a Dios!

¡Quién fuera luna
quién fuera brisa,
quién fuera sol! ...

***

samedi 24 janvier 2009

+ POETAS ESPAÑOLES (Rafael Alberti)


***

Nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) en 1902. Estudió en el Colegio de Jesuitas de su pueblo, y muy joven se trasladó a Madrid, donde sintió la vocación de la pintura, llegando a presentar una exposición de sus cuadros en el Ateneo madrileño.
En 1924 publicó su primer libro, Marinero en tierra, que obtuvo al año siguiente el Premio Nacional de Literatura.

En 1930 se casó con la escritora María Teresa León. En 1931 se afilia al Partido Comunista, y en 1934 funda, con su mujer, la revista revolucionaria «Octubre».

Durante la guerra civil participa activamente en la lucha del lado republicano. Dirige la revista «El Mono Azul» y es secretario de la Alianza de Intelectuales Antifascistas.

Al terminar la guerra se exilia a Buenos Aires, donde nace, un año después, su hija Aitana. De 1951 a 1955, viajes a la Unión Soviética y a los países socialistas. En 1957 lo hace a China. En 1965 abandonó Buenos Aires y se trasladó a Roma hasta 1977, año en que regresó a España, tras su largo exilio. Falleció en su ciudad en 1999.

Su poesía pasó por diversas etapas a lo largo de su larga vida: neopopulismo, gongorismo, surrealismo, poesía política y poesía de la nostalgia.

Además de Marinero en tierra y sin tratar de ser exhaustivos, encontramos entre sus obras las siguientes:

El alba del alhelí
Cal y canto
Sobre los ángeles
Entre el clavel y la espada
Baladas y canciones del Paraná
Abierto a todas horas
Desprecio y maravilla
Roma, peligro para caminantes.


Dejamos a continuación una pequeña muestra de algunos de sus poemas más conocidos y populares y de otros no tanto. Todos rebozan calidad poética.

Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombradla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla,
y sobre el ancla una estrella,
y sobre la estrella el viento,
y sobre el viento la vela!

(De ‘Marinero en tierra’).

***

Se equivocó la paloma.
Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur.
Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas eran rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era tu blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.
(Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.)

(De ‘Entre el clavel y la espada’).

***

Perdido está el andaluz
del otro lado del río.
-Río, tú que lo conoces:
¿quién es y por qué se vino?
Vería los olivares
cerca tal vez de otro río.
-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace siempre junto al río?
Vería el odio, la guerra,
cerca tal vez de otro río.
-Río, tú que lo conoces:
¿qué hace solo junto al río?
Veo su rancho de adobe
del otro lado del río.
No veo los olivares
del otro lado del río.
Sólo caballos, caballos,
caballos solos, perdidos.
¡Soledad de un andaluz
del otro lado del río!
¿Qué hará solo ese andaluz
del otro lado del río?

(De ‘Baladas y canciones del Paraná’).

***

Tal vez, oh mar, mi voz ya esté cansada
y le empiece a faltar aquella trasparencia,
aquel arranque igual al tuyo, aquello
que era tan parecido a tu oleaje.
Han pasado los años por mí, sus duras olas
han mordido la piedra de mi vida,
y al viento de este ocaso playero ya la miro
doblándose en las húmedas arenas.
Tú, no; tú sigues joven, con esa voz de siempre
y esos ojos azules renovados
que ven hundirse, insomnes, las edades.

(De ‘Poemas de Punta del Este’).

***

MI AMANTE lleva grabado,
en el empeine del pie,
el nombre de su adorado.

-Descálzate, amante mía,
deja tus piernas al viento
y echa a nadar tus zapatos
por el agua dulce y fría.

(De ‘Marinero en tierra’).

***

...Y YA ESTARÁN los esteros
rezumando azul de mar.
¡Dejadme ser, salineros,
granito del salinar!

¡Qué bien, a la madrugada,
correr en las vagonetas
llenas de nieve salada,
hacia las blancas casetas!

Dejo de ser marinero,
madre, por ser salinero.

(De ‘Marinero en tierra’).

***

EL MAR. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

(De ‘Marinero en tierra’).

***

Las tierras, las tierras, las tierras de España,
las grandes, las solas, desiertas llanuras.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
al sol y a la luna.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
A corazón suenan, resuenan, resuenan
las tierras de España, en las herraduras.
Galopa, jinete del pueblo,
caballo cuatralbo,
caballo de espuma.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!
Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;
que es nadie la muerte si va en tu montura.
Galopa, caballo cuatralbo,
jinete del pueblo,
que la tierra es tuya.
¡A galopar,
a galopar,
hasta enterrarlos en el mar!

(De ‘Capital de gloria’).

+ POETAS ESPAÑOLES (Miguel Hernández)

***

Miguel Hernández Gilabert (1910-1942), poeta nacido en Orihuela (Alicante), aunque no es propiamente de la generación del 27, sino de la del 36, se le considera el epígono genial de la primera, por su mayor proximidad poética a aquella generación.

Fue hijo de una familia humilde, pastor de cabras en sus años más tempranos. Más tarde cursó estudios de Derecho y Literatura y se dedicó a leer y escribir con avidez sus primeros poemas mientras cuidaba al ganado.

Al estallar la guerra civil se alista como soldado en el ejército republicano y al terminar el conflicto huye y es detenido en la frontera portuguesa y entregado a las autoridades franquistas, que le encarcelan. Tras su paso por distintas cárceles y ya en Madrid, es liberado tras las gestiones de Pablo Neruda cerca de un cardenal español. Vuelve a Orihuela donde es delatado, detenido, encarcelado nuevamente y condenado a muerte, pena que se le conmuta por treinta años de prisión por intercesión de su amigo Cossío y otros intelectuales. Muere en la cárcel alicantina con 31 años (se cuenta que sin cerrar los ojos) enfermo de tuberculosis.

La poesía de Miguel Hernández está marcada en gran medida por los acontecimientos trágicos en que se vio envuelto.

Algunos poemas sueltos o parte de ellos que siempre me han gustado:

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

(ACEITUNEROS).

***

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.
.
Los bueyes doblan la frente,
imponentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.
.
No soy de un pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimiento de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.
.
¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?
Asturianos de braveza.
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la manera,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren poner
gentes de la hierba mala,
yugos que habréis de dejar
rotos sobre sus espaldas.

Si me muero, que me muera
con la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.
.
Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

(VIENTOS DEL PUEBLO ME LLEVAN)

***

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
.
Ser de vuelo tan lato,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre.

(NANAS DE LA CEBOLLA)
(Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer,
durante la guerra civil española, en la que le decía que no comía
sino pan y cebolla).

***

vendredi 23 janvier 2009

+ POETAS ESPAÑOLES (Antonio Machado)

***

Tras una temporada ausente, me place retomar de nuevo las ediciones de reseñas o artículos sobre temas literarios y he pensado en reunir en estas páginas una pléyade de poetas insignes con una pequeña selección de sus poemas. La poesía me ha parecido siempre la cenicienta dentro del campo de la literatura y he decidido rendirle un homenaje desde estas páginas.

He escogido, en principio, para romper el fuego a los siguientes poetas:

Antonio Machado
Miguel Hernández
Gerardo Diego
Manuel Altolaguirre
Fernando Villalón
Rafael Alberti
Juan Ramón Jiménez
Vicente Aleixandre
Federico García Lorca
Luis Cernuda
Gabriel Celaya
Gustavo Adolfo Bécquer
León Felipe
César Vallejo

Pretendo continuar con una serie de poetas hispanos de renombre universal:

Pablo Neruda
Gabriela Mistral
Miguel Ángel Asturias
Rubén Darío
Octavio Paz


MANUEL MACHADO

Poeta nacido en Sevilla. En Andalucía, además de en otros lugares, se sienten muy orgullosos de él y sus poemas se han tomado por algunos excelentes cantantes como letras de sus canciones. Humilde catedrático de instituto, vivió largos años en Soria, murió en el exilio y nos dejó piezas inolvidables. Todos sabéis que me estoy refiriendo a Antonio Machado Ruiz (1875-1939), miembro de la llamada generación del 27.

Algunos poemas o versos sueltos extraídos de Campos de Castilla, que me atrajeron siempre especialmente fueron:

Soñé que tú me llevabas
por una blanca vereda
en medio del campo verde,
hacia el azul de las sierras,
hacia los montes azules,
una mañana serena.

Sentí tu mano en la mía,
tu mano de compañera,
tu voz de niña en mi oído
como una campana nueva,
como una campana virgen
de un alba de primavera.
¡Eran tu voz y tu mano,
en sueños, tan verdaderas…!
Vive, esperanza, ¡quién sabe
lo que se traga la tierra!


(De Caminos).

***


Dice la razón: Busquemos
la verdad.
Y el corazón: Vanidad.
La verdad ya la tenemos.
La razón: ¡Ay, quién alcanza
la verdad!
El corazón: Vanidad.
La verdad es la esperanza.
Dice la razón: Tú mientes.
Y contesta el corazón:
Quien miente eres tú, razón,
que dices lo que no sientes.
La razón: Jamás podremos
entendernos, corazón.
El corazón: Lo veremos.


(De Profesión de fe).

***

Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crín lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!

(De Parábolas).

***

Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.

¿Dices que nada se pierde?
Si esta copa de cristal
se me rompe, nunca en ella
beberé, nunca jamás.

Dices que nada se pierde
y acaso dices verdad,
pero todo lo perdemos
y todo nos perderá.

Todo pasa y todo queda,
pero lo nuestro es pasar,
pasar haciendo caminos,
caminos sobre la mar.

***

Anoche soñé que oía
a Dios, gritándome: ¡Alerta!
Luego era Dios quien dormía,
y yo gritaba: ¡Despierta!

Cuatro cosas tiene el hombre
que no sirven en la mar:
ancla, gobernalle y remos,
y miedo de naufragar.

***

Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.

***

Ayer soñé que veía
a Dios y que a Dios hablaba;
y soñé que Dios me oía…
Después soñé que soñaba.

***

(De Proverbios y cantares).